Muchas zonas del Pirineo más occidental por encima de los 1.800 metros han amanecido con una fina capa de nieve y por la tarde las precipitaciones se han desplazado a la zona oriental
Con los amantes del deporte blanco poniendo casi en marcha la cuenta atrás para volver a calzarse los esquís dentro de dos meses, en el mejor de los casos, sus esperanzas se han animado este domingo al ver que el Pirineo más occidental ha despertado con las primeras nieves del otoño, cumpliéndose así las previsiones de la Aemet. ha sido una fina capa de apenas 2 o 3 centímetros, pero suficiente para disparar ya las ilusiones de los aficionados.
Y eso que los expertos aseguran que no tienen por qué ser indicio de una abundante temporada de nieve. «Ha habido años que ha caído esta misma nevada pero luego ha tardado mucho en llegar la nieve del invierno, y en cambio en otros sí que han venido borrascas consecutivas. Por eso, no es ningún indicativo para decir que vamos a tener un gran año de nieves», ha aseverado David Abajo, guarda del refugio de Respomuso (Sallent de Gállego), donde han amanecido con las montañas del entorno blanqueadas. «Ha nevado de madrugada por debajo de la cota del refugio porque sobre los 1.700 o 1.800 metros ya ha cuajado», afirmó.
Aunque a muchos les pueda sorprender, para este guarda es «normal» ver este tipo de precipitaciones a estas alturas de otoño «porque la primera nevada siempre la solemos juntar con el Pilar o una fecha cercana». La escasa cantidad caída hacía innecesario todavía el uso de medios especiales para superficies nevadas como crampones o piolets «porque como el sol todavía calienta bastante, aguantará poco salvo en las caras nortes más frías».
Estas primeros copos también se extendieron por otras zonas del Pirineo más occidental como los valles de Tena o de Aragón. En este último, por ejemplo, la nieve también dejó una fina capa en la estación de esquí de Astún, concretamente en la zona de Prado Blanco y Sarrios-Águila, a unos 2.200 metros de altitud.
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